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DESCUBRIENDO MI VOCACIÓN A MARÍA REPARADORA

 

Yo me llamo Annette Beaudry.   Soy de la Región de Canadá.  El 23 de enero de 2017 celebré mis 100 años.  Con este motivo me preguntaron de qué manera pude descubrir la llamada de Dios para entrar en la congregación de las hermanas de María Reparadora.

 

Dándole vueltas a mis muchos recuerdos, esto es lo que puedo decir:

 

Dos de mis hermanos se fueron para entregarse al Señor en la vida religiosa. Sus partidas me hicieron reflexionar mucho. Yo me preguntaba cuál era el camino que el Señor quería para mí.

 

A la edad de 15 años, en mi parroquia se celebraban las “Cuarenta horas” y el Santísimo Sacramento quedaba expuesto todo este tiempo.  Yo fui con una amiga a hacer una hora de adoración y me quedé la hora entera de rodillas. Era mi primera experiencia en que disfrutaba de la Presencia de Dios.

 

Alrededor de mis 18 años hice una larga búsqueda para discernir en qué vida el Señor me dirigía.  Yo rezaba, pedía luz, para conocer la voluntad de Dios sobre mí.

 

Escuchando esta voz interior que nos habla en el silencio, yo sentía un deseo de reparación con María.  Me gustaba mucho la oración ante el Santísimo Sacramento expuesto. ¿Pero dónde descubrir lo que deseaba?... Lo encontré por una amiga, que había hecho unos ejercicios espirituales en María Reparadora, en Villa San-Lorenzo. Después de muchas preguntas, sentí que era exactamente en este lugar donde el Señor me llamaba.

 

Mi amiga me sugirió hacer unos ejercicios espirituales lo más pronto posible en María Reparadora: Era en junio. Tuve la alegría de ser aceptada en el noviciado. Entré el 8 de septiembre siguiente, fiesta de la natividad de la Virgen María.

 

Yo ya estaba en la cumbre de mi alegría de haber respondido « Si » al Señor.  Tenía la convicción de que me quedaría en la comunidad toda mi vida. Traté de responder siempre a lo que el Señor me podía en la vida religiosa. Tuve penas y grandes alegrías, y fui feliz durante  toda mi vida.

 

Al final de una larga vida, que yo considero como un gran favor, quiero cantar el « Magnificat » con la Virgen, que lo cantó la primera.

Montréal, 23 de enero de 2017

COMO EXPERIMENTÉ YO LA PRIMERA LLAMADA DEL SEÑOR

Mª del Pilar Larios

 

Era el 11 de junio de 1953. Yo iba a cumplir 17 años. Celebrábamos la novena del Sagrado Corazón de Jesús en mi parroquia de San Miguel, Segovia. Había una imagen de Jesús muy alta, con los brazos abiertos, presidiendo todo el templo. Predicaba el P. Laburu SJ y decía:

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“Ante Jesucristo nadie puede permanecer indiferente; o se le ama con toda el alma, o se le odia”… y también: “Jesús nos decía: hij@ mi@, toma mi corazón…¿Quieres seguirme? Y seguía respondiendo (por el alma): te seguiré, Señor, porque te quiero, no me preguntes por qué”.

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Yo sentí, en el fondo de mi corazón que, esas palabras, me las decía Jesús a mí. Desde aquél momento, salí de la iglesia muy contenta y convencida: “también yo tengo vocación”.

Era la 5ª de 9 hermanos que lo decía, (pero guardé silencio y hasta después de 5 años no pude realizarlo): El 10 de abril de 1958, más no pude esperar.

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Mi hermana mayor se me adelantó y, cuando nadie lo esperaba, ingresó en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. La segunda, que me llevaba 2 años, creo que sintió su vocación a María Reparadora antes que yo, ella me llevó a conocer a las Hermanas…Para mí, la dificultad mayor era decírselo a mi papá. A mamá se lo dije antes y le pedía que le hablara a él por mí. Ella me dijo: NO, TU TIENES QUE DECIRLE A PAPÁ.

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Al fin, animada por los PP Jesuitas, las Hnas de María Reparadora y una Hija de la Caridad, me decidí y hablé con mi padre y me dijo rotundamente: NO (yo era menor de edad).

Los PP y las HH de Mª Reparadora me aconsejaron que “cuanto antes”. Tu juventud, recién estrenada ¿Para quién mejor que para Jesús y María?

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No seguí los estudios de magisterio como mi hermana. Al terminar el bachiller elemental y la reválida, tenía ya 20 años, volví a hablar con papá y me repitió NO, ¡ayuda a tu madre, que buen trabajo tiene!. Yo pertenecía a la Acción Católica y en aquel tiempo se nos decía (o yo lo entendí así) que “el matrimonio era para los cristianos de 2ª división y yo quería ser de primera.

En mi familia, entre hermanos, continuamente hablábamos de VOCACIÓN, SEGUIR A JESÚS… incluso soñábamos con ir a América…4 de los hermanos, antes que yo, estudiaban carrera eclesiástica, 3 llegaron al sacerdocio.

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PD. El menor de los 4, siendo seminarista, solo le faltaban 4 largos años de Teología, tenía 20 años y el Señor vino a recogerlo sobre las olas del mar. Se fue de preceptor de unos niños de familia, profundamente cristiana y al mes, allí el Señor lo encontró maduro para llevarle con él. ¡FIAT!

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